Cada vez es más común hacer fotografías debido a los medios tecnológicos de los que dispone la sociedad. Es indiferente si uno es profesional o no, los modos automáticos ayudan a proporcionar calidad en cualquier disparo. Ahora, una cámara no deja de ser un elemento que forma parte del mundo artístico. Por ello, hay que tratar de entenderla y manejarla con el fin de ver el mundo de forma diferente a los demás, con el fin de inmortalizar de forma única aquellos paisajes o momentos que queremos guardar en el baúl de los recuerdos para siempre. Para conseguir lo anterior, es muy importante saber utilizar correctamente el obturador. De este modo, a lo largo de este artículo os explicaré algunos trucos que os harán ver esta disciplina de una forma distinta e inspiradora.
Ahora, antes que nada, es necesario entender que el obturador es el dispositivo de la cámara que sirve para controlar el tiempo que va a estar expuesto el sensor al poder de la luz. No puede confundirse con la función del diafragma. Mientras que este último controla la intensidad, el primero se encarga del tiempo de exposición. Sabiendo esto, entenderéis de forma mucho más sencilla todo lo que viene a continuación.
Utilizar correctamente el obturador
Como ya hemos visto, una cámara fotográfica está formada por numerosos elementos que cuentan con una función primordial para regalarle a la imagen una apariencia u otra. No es lo mismo utilizarla de día, que de noche; en un día nublado o en uno soleado. Asimismo, son importantes otros aspectos, como la velocidad. Los fotógrafos profesionales tenemos que estar preparados para todo tipo de imprevistos o encargos. En ocasiones, contamos con tan solo unos segundos para analizar cómo conseguir la fotografía perfecta y, por ello, debemos saber cómo influye cada pieza.
Ahora, para los que os estáis comenzando a utilizar la cámara o los que solo queráis usarla como hobbie, en este apartado os voy a explicar una serie de trucos que os harán sentir orgullosos de vuestras instantáneas. A través de ellos aprenderéis a utilizar correctamente el obturador, lo que marcará un antes y un después en vuestro camino dentro de esta materia.
Transformar el agua en seda

Cuando queremos fotografiar un elemento que está en movimiento constante, como una cascada de agua, es necesario reducir la velocidad del obturador al máximo con el fin de fotografiar sin defectos un momento concreto. Ahora, ¿y si hiciéramos lo contrario? La imagen tardaría más en elaborarse y se crearía un desenfoque del movimiento. Esto significa que los componentes de la cascada se fusionarían mostrándose como una textura uniforme, en vez de un conjunto de gotas de agua deslizándose de forma independiente.
Congelar un elemento concreto
¿Os imagináis paralizar en una fotografía una bicicleta en movimiento simulando que todos los elementos que se encuentran a su alrededor se mueven? Se puede. Se conoce como técnica de «paneo» y se logra con una velocidad de obturación lenta y una apertura del diafragma pequeña para que la profundidad de campo no sea demasiado grande. Mientras se captura la imagen, debemos seguir con nuestro objetivo, y utilizando el trípode, el elemento que queramos congelar.
Fotografía nocturna
Si sabemos manejar bien el obturador conseguiremos realizar fotografías sin apenas luz. Sin duda, un paso adelante muy importante para todos aquellos que sientan pasión por la cámara. Si eres de los que prefieren la noche para hacer fotos, a continuación te explico qué dos pasos debes tener en cuenta para conseguir imágenes de gran calidad.
En primer lugar, el nivel de estabilización debe de ser total para evitar cualquier tipo de desenfoque. Asimismo, la velocidad de obturación tiene que ser larga. El fin es que entre la máxima luz posible para poder capturar la imagen con una iluminación mínima.