Ninguna historia de amor es igual a otra. Cada relación es única y especial para los dos miembros de la pareja que la comparten y tiene detrás una historia que vale la pena captar. Desde la primera vez que vuestras miradas se cruzaron hasta el día en que, por fin, vais a convertiros en marido y mujer, el viaje que os ha conducido hasta este momento -lleno siempre de luces y sombras, pero nunca falto de amor- es una experiencia irrepetible que merece ser reflejada. Y esa es la razón por la que un fotógrafo de boda no hace simples fotografías, sino que tiene otra misión mucho más importante: captar la esencia de vuestra historia común y plasmarla en imágenes que os ayuden a recordarla para siempre.
¿Cómo cuenta vuestra historia un fotógrafo de boda?
Nuestra misión es capturar todos los grandes momentos y los pequeños detalles de vuestro día especial: cada momento de risa, nerviosismo, lágrimas, alegría y las grandes sonrisas que se regalan los novios al encontrarse juntos frente al altar por primera vez para siempre.
Pero, dado que no hay dos relaciones iguales, tampoco hay dos bodas iguales y los fotógrafos, como buenos narradores de historias, necesitamos conocer en profundidad a los personajes implicados para poder hacer un buen trabajo.
Para poder hacer fotos que sean un reflejo de vosotros y de lo que realmente es vuestra relación, necesitamos conocer a fondo a la pareja y los detalles de su historia. Así, tras haber pasado un tiempo conociéndoos a ambos y a vuestro entorno, sabremos exactamente dónde estar y cómo capturar vuestras personalidades de la forma exacta en la que queréis recordarlas.
Discreción y calma
Un fotógrafo de boda no hace simples fotografías: en vuestro día especial, debe ayudaros a que estéis tranquilos y relajados -lo máximo posible dentro de las circunstancias- para conseguir buenos resultados. Vuestra boda es especial, es única, es un día para disfrutar, saborear y recordar, y nadie quiere que su fotógrafo esté siempre en medio, que tarde más de lo necesario, ni que marque los tiempos o decida cómo debe transcurrir el día.

Por ello, la clave está en trabajar de la manera más discreta posible capturando todos esos momentos inestimables que conforman el día de vuestra boda y que cuentan vuestra historia única, pero pasando desapercibido en la medida de lo posible
Capturar momentos y emociones
Aunque es importante tener unas cuantas fotos grupales para el recuerdo, lo más importante en el día de la boda es pasar tiempo disfrutando de la compañía de los invitados, sin estar todo el rato posando para las fotos. Un buen fotógrafo de boda debe dejar que os relajéis y capturar los momentos genuinos y emociones espontáneas del día de forma natural, según van sucediendo usando su experiencia, su ojo para la composición y la narración, y un buen uso de la luz.
Un fotógrafo de boda no hace simples fotografías, cuenta una historia… Y yo quiero narrar la vuestra
Muchos novios casi no recuerdan el día de su boda con exactitud, ya que es un momento frenético continuo que se pasa volando, casi sin que os deis cuenta. Y, por eso, es importante tener a alguien allí cuyo único trabajo sea almacenar los recuerdos que estáis creando para poder disfrutarlos en el futuro con tranquilidad. Es como si estuviésemos tomando notas continuamente de todo lo que va pasando -cosa que los novios no tienen tiempo de hacer- y compilándolas en un libro precioso para que lo recordéis para siempre.
Quiero que vuestra historia de amor sea contada de la forma que vosotros elijáis, de una manera que refleje quiénes sois, como individuos y como pareja. Me gustaría capturar todas las cosas que hacen que vuestra relación sea tan maravillosa como salta a la vista que es: los sutiles momentos de diversión, sarcasmo, alegría, extravagancia y ternura que hacen que el amor entre ustedes sea único. Cada risa, cada lágrima feliz, y todo lo que hay entre ambos extremos. Es una historia que vale la pena recordar, y es una que me encantaría contar.